miércoles, 20 de agosto de 2008

Todo es cuestión de relación

Introducción

El objetivo del presente trabajo apunta a relacionar los conceptos surgidos y analizados por Hanna Arendt (más adelante H.A.) en su obra El pensar y las reflexiones morales, representados, según nuestro criterio, en ciertos pasajes narrados en el cuento El corazón delator, obra perteneciente al célebre escritor y poeta Edgar Alan Poe.
Asimismo, a modo de guía sobre los conceptos surgidos en la obra de H.A., hemos considerado oportuno comenzar este trabajo elaborando un breve comentario sobre el contexto histórico en el cual tuvieron lugar tales concepciones. Finalmente, conforme a todo lo analizado y a los puntos de contacto establecidos entre ambas obras, hemos tratado de arribar a posibles conclusiones y planteos de interrogantes que el texto de H.A. nos ha suscitado.

Marco histórico: Los autores y su Época

A la hora de desmenuzar las ideas y conceptos trabajados por H.A. inevitablemente se nos impone como disparador inicial la siguiente pregunta: ¿Por qué la autora reflexiona y desarrolla su trabajo sobre conceptos tales como el pensamiento, el sentido común o la conciencia precisamente en esta época de mediados del siglo XX?
Sin duda alguna, la respuesta inmediata a esta pregunta nos conduce a la búsqueda de alguna respuesta posible en los totalitarismos padecidos en este siglo identificados fundamentalmente con el proceso nazi al que la autora hace una alusión directa, sin que por ello debamos omitir al fascismo, al régimen stalinista y a los regímenes de este tipo que tuvieron lugar posteriormente, tal vez allí resida la actualidad en la discusión del trabajo de H. A.
No obstante, como ejercicio de aproximación al texto que analizaremos nos resulta sumamente interesante y revelador poder indagar sobre los conceptos, ideas y reflexiones en los que discurrían los diferentes círculos intelectuales de la época ya sea desde una perspectiva filosófica o bien desde una perspectiva contemplada en el ámbito de las diferentes disciplinas de las ciencias sociales.
He aquí entonces, que nos encontramos con la Escuela Crítica de Frankfurt encarnada en pensadores tales como Theodor Adorno, Max Horkheimer, Walter Benjamin y Herbert Marcuse entre otros, quienes perseguidos por el nazismo debido a su doble condición de marxistas y judíos van a ver en Auschwitz una ruptura civilizatoria. No obstante, la función de la teoría crítica fue la de analizar minuciosamente el origen y discurso de los procesos sociales, sin aceptarlas de inmediato como hacían los empiristas y positivistas, pues ahí residía la trampa de naturalizar hechos sociales.
Por su parte y desde una perspectiva sociológica Norbert Elías cuestionará la relación sujeto-objeto entendida como uno mismo que mira a los otros (nuestros pares) como objetos, teniendo la percepción de que nos encontramos separados de ellos por un abismo, siendo los giros lingüísticos y nuestro modo de conceptualizar los que contribuyen a perpetrar estas nociones. Ante esto propondrá una revolución copernicana de la sociología que termine con la cosificación social y le otorgue “al yo” otro significado, pensándolo como un yo interdependiente. En el mismo sentido podemos ubicar a otro sociólogo contemporáneo, Alfred Schütz (1899-1959), preocupado por el pensamiento de sentido común, la vida cotidiana así como por la “intersubjetividad” y la manera como ésta creaba un 'mundo de la vida', y que postularía que el observador debía conocer el sentido de la acción con arreglos a tipo ideales para poder comprenderlo, involucrándose en el entramado social.
Por otra parte y volviendo a lo que implicó el pensamiento eliasiano es interesante indagar sobre su enfoque histórico – social (o procesual), el cual se remontará al siglo XVI e incluso parte de la Edad Media para estudiar un complejo movimiento de pautas de comportamiento que se extenderá hasta los siglos XVIII y XIX. Sobre éstos observará una restricción y transformación de los comportamientos que estimuló el cambio de una sociedad de grupos artistocráticos caballerescos hacia los de la aristocracia cortesana. Y justamente va a estudiar a esta sociedad cortesana, a este proceso civilizatorio (despojando a la palabra civilización de cualquier valoración positiva o negativa) que va adquiriendo comportamientos estereotipados como rasgo que los diferenciará socialmente, estableciendo una relación entre el proceso en el que tiene lugar la modernidad y la evolución de la sociedad cortesana. Es decir, va a concebir al comportamiento cortesano, aquel comportamiento que se encuentra inhibido de realizar determinados actos para demostrar en cambio un comportamiento cortés, como un efecto de enmascaramiento, puesto que se ocultan las verdades intenciones. Y este proceso típico de la modernidad es lo que nos hace concebir un yo interior y un yo exterior.

Como veremos entonces, el pensamiento y el sentido común, el interior y lo exterior, la implicancia de los conceptos, procesos y el lenguaje son elementos de análisis y estudio que se encuentran en boga en los círculos filosóficos y científicos del siglo XX más allá de las diferencias entre los distintos autores.

Sinopsis del cuento

En El Corazón Delator, Edgar A. Poe nos presenta un personaje cuyas facultades mentales son puestas en duda desde un comienzo cuando afirma que la condición de loco que le atribuyen es ridícula, ya que de lo único que se le puede culpar es de ser una persona nerviosa (muy nerviosa). Esta advertencia es el punto de partida de un relato que narra las peripecias que lleva a cabo nuestro querido lunático (aunque el mismo niegue ser merecedor de esta cualidad) para poder asesinar a un anciano cuyo único pecado era el poseer un ojo de vidrio que atormentaba a nuestro personaje. Atormentado por el azul apagado de ese falso ojo, se entromete con mucho sigilo en la habitación del anciano para llevar a cabo su cometido, espera el momento apropiado, y se arroja sobre la longeva figura que reposaba en la cama, ahogando un grito de terror, la desprotegida victima ve como la linterna se hunde en su cráneo, provocándole la muerte al instante. Una vez llevado a cabo el siniestro, y con el cadáver frente a sus ojos, decide descuartizar el cuerpo y esconderlo debajo de unos tablones para deshacerse de cualquier evidencia incriminatoria. Una vez que destazó el cuerpo lo ocultó debajo del suelo y se dispuso a disfrutar las mieles de su “brillante” plan. Creía haber hecho todo con el suficiente cuidado para no dejar ningún cabo suelto, pero el sonido seco e inquisidor del timbre le mostró que todavía quedaba un pequeño escollo por resolver.
Tres agentes de la policía alertados por un vecino que había escuchado un ruido extraño, decidieron revisar la casa, para constatar si era solo la imaginación de alguna mente ociosa, o si realmente algo truculento se había llevado a cabo esa noche, y dormitaba en algún lugar, entre esas cuatro paredes, esperando el momento preciso para salir a la luz.
El asesino, los atendió con una calma exasperante, les relató con no menos parsimonia, el viaje que estaba llevando a cabo el viejo en esos momentos, por el cual no se podía hacer presente. Todo iba a la perfección, los policías no tenían pruebas para desconfiar de la palabra de este sujeto, la casa estaba ordenada, todo parecía estar en su lugar, y la ausencia del viejo parecía ser solamente algo coyuntural. Todo habría salido a la perfección si no hubiese sido por ese débil y apenas audible tamboreo, que lo estremeció, un sonido crepuscular, que provenía de las entrañas de la casa, comparable al sonido que produce una canilla que gotea. El ruido empezó a hacerse más intenso, más y más poderoso, hasta convertirse en un extraño latido que arremetía con fiereza sus tímpanos. Atormentado por este continuo golpeteo, al igual que el río que desborda y atragantándose con sus propias palabras, confesó los despreciables actos que había llevado a cabo esa noche, con la condición de que alguien pueda acallar ese maldito corazón delator.

Desarrollo

Conocer y no conocer, pensar y no pensar… Esta es la verdadera cuestión. Ser o no ser, pensar o no pensar... Esta cuestión nos lleva a un profundo debate filosófico. Apuntaremos aquí algunas reflexiones que derivaron de nuestras lecturas, lamentamos tal vez dejarlos con más preguntas que respuestas; En realidad para serles sinceros no lo lamentamos, esa es una de las partes más atractivas del "pensar", Así que desperécense, abran la mente y disfruten de este emocionante viaje que comienza aquí y que ustedes decidirán cuando terminarlo.

El término "conocer" en el texto de Hanna Arendt hace referencia a la percepción (por medio de nuestros sentidos) de nuestro mundo inmediato. Es un acervo de "conocimientos", de información, que guía nuestra acción cotidiana (prender la luz cuando está oscuro, subir los escalones de una escalera, cepillarse los dientes antes de irse a dormir). Todo este paquete de datos es tomado de nuestro entorno, o en palabras de C. Wright Mills, "internalizado" y posteriormente "naturalizado". Al incorporar a nuestro compendio de información sobre el mundo, o sentido común, datos que se encuentran levitando en el contexto que nos circunda, uno no se procura realizar un acto de reflexión sobre las acciones que llevamos a cabo y que son guiadas por una especie de sentido común, e inevitablemente se cae en un circulo vicioso de naturalización: primero, al creer que algo es "natural" lo consideramos inmodificable, por lo tanto no resignamos a no poder cambiar su curso de acción. Al sentirnos imposibilitados de modificarlo, optamos en un proceso lento pero paulatino dejar de analizar, de discutir, de considerar que es útil y que no lo es, cuestionar lo que nos imponen comienza a resultar ridículo e innecesario en un mundo que se acomodo a esta versión digerida y procesada (por otros) de lo que corresponde, de lo que se debe o no hacer. Y simplemente actuamos, guiados por absolutos impuestos. La comparación con el régimen nazi, puede llegar a ser hasta redundante pero esta claro que un pueblo resentido y golpeado como lo fue el pueblo germano, no se va a ver reticente a “naturalizar” el discurso antisemita que alimentaba la liturgia nazi. Ahora bien, el valor que le asigna H.A. al "pensar" es completamente distinto. Lo relaciona con la reflexión, la introspección, el análisis y la crítica. Es cuestionarse sobre lo cotidiano, sobre los supuestos absolutos que tenemos del mundo. Todos tenemos la capacidad de pensar. Pero poseer la capacidad no implica llevar a cabo la acción de pensar. Para ello debemos tener la intencionalidad de hacerlo. Es un proceso privado, íntimo, en el cual uno se abstrae del mundo y empieza a debatir con "su otro yo", con la conciencia.
¿Es el pensar una elección? Y si lo es, ¿Es el no pensar una decisión? ¿Cuáles son los motivos que nos llevan a no pensar? Comodidad, fatiga, miedo a lo desconocido o un gigantesco miedo a perder la cordura... Todas excusas válidas para justificar la aceptación incondicional de todo aquello que se (nos) impone.
Enfocándonos en el personaje de Poe podemos decir que el conocía perfectamente el ambiente en el que se desenvolvía, se movía con increíble astucia y destreza. Realizó su cometido con total prolijidad y sin dejar rastro.
¿Pero acaso pensó un segundo en el acto que estaba llevando a cabo? ¿Pensó que al descuartizar el cuerpo y reducirlo a partes pequeñas para que quepa debajo del suelo estaba cometiendo un crimen, punible, malvado, diabólico? ¿Pensó, incluso, que los tormentos causados por ese horrible ojo podrían haberse resuelto si sólo hubiese analizado y reflexionado sobre la situación? Cierto, el ojo iba a seguir estando ahí y la mirada no le iba a resultar menos inquisidora y desagradable, ¿Pero eso hacía al anciano merecedor de tan cruento castigo? Resumiendo todas estas preguntas que invaden nuestra mente en una sola, ¿El personaje pensó? A nuestro criterio, y tomando como referencia la conceptualización de H.A., no. Para esto encontramos varias justificaciones, en primera instancia, en el caso que hubiese pensado, le habría asignado una carga moral a su inescrupuloso accionar (en este caso, matar es “malo"), al realizar esto, indefectiblemente caemos en un juicio de valor, que sería juzgar nuestra acción, cosa que el personaje no hizo. En segundo lugar, para pensar, debemos situarnos en un lugar tranquilo y conversar con nuestro interior más profundo, con el otro yo, recluirnos en lo más abstracto de nuestra mente y analizar lo cometido. No nos parece que nuestro personaje (mejor dicho el de Poe) haya llevado a cabo todo este proceso.


El fantástico mundo de lo que parece ser… ¿ y lo es? H. A. en una parte del texto asiente que el pensar se ocupa de objetos que están ausentes, alejados de la percepción de los sentidos. Pensar implica una representación de aquello que se encuentra ausente, una imagen de aquello que no podemos contemplar, significa alejarnos de lo que llama el mundo de las apariencias.
El ojo de vidrio que atormenta al personaje forma parte de este mundo de apariencias al cual H.A hace mención. Sus sentidos completamente distorsionados lo mantienen atado a un ojo torvo y soez, no le permiten ver más allá de esa prótesis maligna. Como nos da a entender el escritor norteamericano en este atrapante relato, una vez que el asesinato fue consumado y las evidencias delatoras son enterradas, las entrañas del suelo empiezan a retumbar, y el problema que creía haberse sepultado para siempre, reverdece con mayor fuerza que antes, aguijoneando su cabeza. Esto significa que una ves que aquello que estremecía con su sola presencia todo su cuerpo, se encuentra visualmente ausente, el sosiego lo invita a pensar, a representar eso de lo cual se creía librado. Los fantasmas lo atosigan, la realidad lo aplasta con fuerza, enajenado y desesperado, quizás llegue un momento en el cual se de cuenta que recibir una injusticia es mejor que cometerla

Conclusión de un trabajo condenado… A la reflexión.

El análisis de estos textos (el corazón delator y el pensar y las reflexiones morales) nos permitió encontrar ciertos puntos en común no en las reflexiones de la mismísima H. A., sino también en las ideas que son recompiladas por ella de Sócrates.
No vamos a ahondar demasiado en la diferencia entre pensar y conocer y su estrecha ligazón con la obra de Poe ya que sería redundar en algo que se aclaro por sobre manera unos renglones más arriba. Pero resulta importante, dejar sentado la clara relación que existe entre la “incapacidad de pensar” que poseía este personaje (alterado y demente) y su accionar. La capacidad de pensar es la capacidad de diferenciar lo bueno de lo malo, nos deja sentado en su obra H. A., a partir de esto se puede deducir que no fue la maldad lo que empujó al personaje a actuar tan execrablemente. Sino más bien, una incapacidad para pensar correctamente si lo que hacía estaba bien o no.
En lo que respecta a la relación que existe entre el cuento y las ideas de Sócrates, nos pareció importante destacar lo siguiente:
El corazón delator es el tábano que aguijonea la conciencia de asesino. Se ve envuelto en un estado de negación, que se podría inferir proviene de una clara desconexión entre su persona y su conciencia, una falta de armonía entre las dos caras que conforman su Yo. De este estadio lo saca el altisonante latir del corazón, que hace que el personaje de curso al pensamiento, y a la subsiguiente evaluación de sus actos.
Es también clara la relación con el torpedo, el pensar paraliza al personaje, le impide continuar con su puesta en escena, lo lleva a la desesperación.
La inevitable categorización de sus actos como impíos y la imposibilidad de continuar aparentando, llevan al personaje a estallar y confesar, la convivencia consigo mismo se vuelve intolerable y no puede más que vomitar la verdad.

Para concluir con este trabajo e utilizando las últimas gotas de tinta que quedan en nuestro tintero reflexivo, queremos invitarlos a reflexionar ( prometemos que será la ultima reflexión) en algo que nos quedo rondando en la cabeza ¿ Hace realmente lo que se llama una “reflexión moral” Arendt? y otra pregunta, a pesar de que prometimos que la anterior sería la última (sabrán disculparnos), ¿ A qué reflexión moral los lleva a ustedes el texto de Arendt?

La selección del título del blog.

La torta inglesa.

Seleccionamos los más finos temas de debate, mezclamos los pensamientos. Luego amazamos cuidadosamente logrando una masa uniforme. Horneamos las más brillantes y esponjosas ideas para luego servir los deleites creados por un grupo de cuatro jóvenes hambrientos de reflexión.

Wanna have a bite? Enjoy.